martes, 8 de diciembre de 2009




Puntos blancos y negros forman la mirada que traspasa los tiempos.

Esos ojos merman y vacilan aún inmóviles frente a mí, destapando y desnudando giocondinas revelaciones más cercanas a la verdad absoluta que la realidad del aquí fuera. ¿Cómo es posible? Un armazón de hierro blanco, la tapicería a rayas negras y un poco blanco y negro arrugado a tu lado. Y realmente parece que ese momento no tuvo color, que allí también eran sólo puntos negros sobre un fondo blanco, apresándote en las tres dimensiones y dándote forma. Excepto en tus ojos, que destellan como inmensas diminutas estrellas, lejos muy lejos, aún antes de que naciera el Mundo y el Hombre. Haciéndote aún vivo hoy a pesar de haberte ido ayer.




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