¿Cómo demonios podía siquiera aferrarlo? Se escabullía revolviéndose, dividiéndose, reuniéndose de nuevo, y huyendo, siempre huyendo. Una gota de mercurio que se descomponía en millones de pedazos, evitando el contacto físico, el más mínimo roce era siquiera impensable.
Siempre solo. Siempre sintiéndose vulnerable. Siempre frío y abandonado.
2 comentarios:
¿Sabes que el mercurio puede ser tóxico y con eso no se juega? Bueno en realidad empieza a ser tóxico si le haces algo, él solito, en estado natural, es inofensivo. ¿Qué tal andas?
Quizas si consiguiesemos que no se escabullera nos dejaría de interesar...
(la que rompe cosas)
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